Ignacio Santelices, director ejecutivo de la AgenciaSE, comenta que “el sector energético está atravesando un período histórico de transición energética, en que estamos abandonando la era de los combustibles fósiles para entrar en la era de las energías renovables y la gestión de la energía. Si queremos que esta transición nos lleve por la ruta del desarrollo sostenible, debemos acompañar los vertiginosos cambios tecnológicos que están ocurriendo todos los días con buenas políticas públicas y los cambios culturales que permitan adaptar nuestros usos y costumbres a esta nueva forma de ver el desarrollo”.

“La energía cumple un rol fundamental en nuestros hogares, en el trabajo y en nuestras comunicaciones; es un insumo indispensable para las distintas alternativas de transporte y para la actividad productiva; y asoma como uno de los protagonistas centrales para enfrentar el cambio climático y la contaminación tanto dentro como fuera del hogar”, explica la ministra de Energía, Susana Jiménez, en su introducción a la Ruta Energética 2018-2022.

Y prosigue que el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera decidió, como primera gran medida para el sector energía, llevar adelante un proceso participativo en el que, con el aporte de todos los grupos de la sociedad, se pudiera complementar todo el trabajo programático pensado para estos cuatro años de Gobierno. “Es por esto que al proponernos el ejercicio de realizar esta Ruta Energética asumimos el compromiso de llevar adelante un trabajo participativo y descentralizado, en donde pudiéramos escuchar las inquietudes y prioridades en materia de energía de miles de chilenos de las distintas regiones del país y de los más diversos grupos sociales”, agrega la secretaria de Estado.

Por lo mismo, la Ruta Energética 2018- 2022, tiene como eslogan: “Liderando la participación con sello ciudadano”. Las propuestas y prioridades que se proponen en ella, son una manifestación de las inquietudes que presentaron al ministerio más de 2.200 chilenos a o largo de todo el país. “De nada sirve proponer cambios si estos no tienen relación con las verdaderas necesidades de las personas, por lo que este trabajo surge desde la ciudadanía y para la ciudadanía”, añade Jiménez. Así, a partir del diagnóstico elaborado en el programa de Gobierno del Presidente Piñera, los talleres regionales y el aporte de agentes del sector, bajo el marco de la Política Energética 2050, se llegó a la conclusión de que el trabajo cuatrienal debía incluir siete ejes.

Además, se definieron 10 Mega Compromisos. Entre ellos, “levantar un mapa de vulnerabilidad energética del país, identificando a las familias que no cuentan con electricidad y otros servicios energéticos, con miras a acortar las brechas existentes”; “alcanzar cuatro veces la capacidad actual de generación distribuida renovable de pequeña escala (menor a 300 KW) al año 2022”; “aumentar en al menos 10 veces el número de vehículos eléctricos que circulan en nuestro país”; “regular los biocombustibles sólidos como la leña y sus derivados, otorgando al Ministerio de Energía las atribuciones necesarias para establecer especificaciones técnicas y el reglamento de aplicación para la comercialización de la leña en zonas urbanas” e “iniciar el proceso de descarbonización de la matriz energética a través de la elaboración de un cronograma de retiro o reconversión de centrales a carbón y la introducción de medidas concretas en electromovilidad.

Primer Año

De acuerdo con la Ministra de Energía, en este primer año, a través del plan de trabajo establecido en la Ruta Energética, se han logrado grandes avances en los principales desafíos que se asumieron para estos cuatro años y que se reflejan en los 10 Mega Compromisos.

“Ya ingresamos al Congreso el Proyecto de Ley sobre Eficiencia Energética; estamos ad portas de presentar el Primer Mapa de Vulnerabilidad Energética del país, que incluirá a todas las familias que viven sin energía eléctrica. También ingresaremos prontamente al Congreso el Proyecto de Ley que Regulariza los Biocombustibles Sólidos como la leña y sus derivados, lo que nos permitirá enfrentar la compleja contaminación que afecta a las ciudades del centro-sur del país”, destaca la titular del ramo.

“Además, realizamos la mesa de retiro y/o reconversión de unidades a carbón, a través de la cual se analizaron los efectos que tendría el retiro de las centrales generadoras a carbón desde la arista económica y eléctrica, social y ambiental, de manera que el cronograma de retiro que esperamos presentar prontamente considere todas las variables relevantes para un desarrollo sostenible del sector. Por último, uno de los mayores desafíos que asumimos con la Ruta Energética es la modernización de la regulación en el segmento de la distribución eléctrica, para lo cual ya presentamos un documento de diagnóstico y los lineamientos de política pública que guiarán el proceso participativo que ya hemos comenzado. También estamos en la fase final del Proyecto de Ley que Moderniza la Superintendencia de Electricidad y Combustibles”.

El camino más complejo

Consultamos a diversos actores del sector, cuál es el camino más complejo de la Ruta Energética o aquello que presenta mayores desafíos dentro del anhelado desarrollo sustentable que se busca.

Al respecto, Ignacio Santelices, director ejecutivo de la Agencia de Sostenibilidad Energética (AgenciaSE), comenta que “el sector energético está atravesando un período histórico de transición energética, en que estamos abandonando la era de los combustibles fósiles para entrar en la era de las energías renovables y la gestión de la energía. Si queremos que esta transición nos lleve por la ruta del desarrollo sostenible, debemos acompañar los vertiginosos cambios tecnológicos que están ocurriendo todos los días con buenas políticas públicas y los cambios culturales que permitan adaptar nuestros usos y costumbres a esta nueva forma de ver el desarrollo. En este sentido, el gran desafío de la Ruta Energética es guiar el desarrollo tecnológico en la ruta de la sostenibilidad y a la vez generar los cambios culturales necesarios”.

Para Mónica Gazmuri, gerente general de la Asociación Nacional de Empresas de Eficiencia Energética (Anesco Chile A.G), “sin duda, lo más complejo es lograr la concreción de la eficiencia energética. Es una política que requiere de mucho esfuerzo y acuerdos, dado lo transversal de sus implicancias. Se trata de un cambio cultural en todo ámbito de acciones, lo que requiere de ímpetu, energías y dedicación constante y con miras en el largo plazo”.

En tanto, Alex Godoy, director del Centro de Sustentabilidad de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Desarrollo, opina: “A mi juicio (lo más complejo) es el marco regulatorio para la eficiencia energética como la capacitación de profesionales; además de modernizar la regulación de distribución energética, porque esta requiere de otros actores que van más allá del Ministerio”.

¿Existe en Chile cultura energética?

Hoy en día, como nunca antes se habla en los hogares y en las esferas de participación ciudadana: de la energía, de su uso eficiente, de electromovilidad, de energías limpias y de muchas otras materias relacionadas.

“El ciudadano de a pie ya quiere (energías) renovables, no más carbón y mayor electromovilidad. De hecho, mucho de esto ha impulsado la agenda, ya que no cae de una reflexión propia, sino de un clamor desde distintos actores de la sociedad y que al final es la ciudadanía inserta en aquellos actores”, subraya Alex Godoy.

Para Ignacio Santelices “(el cambio cultural) es probablemente el desafío más complejo que tenemos. Pero al observar nuestro entorno inmediato, vemos que la gente hoy día tiene una mayor conciencia sobre la importancia de poder dar un buen uso a la energía; no solo por los impactos inmediatos que esto puede tener en términos económicos, sino también porque se entiende que con ello se hace una contribución al medio ambiente y en la lucha contra el cambio climático. No obstante, aún falta mucho por avanzar en este sentido, y tenemos que empezar a ver la energía como un bien que se puede obtener y gestionar de distintas maneras”.

Según advierte Mónica Gazmuri, “la gente cada día tiene más conciencia de lo que le hace bien y qué es lo que le enferma, por ejemplo. En energía es lo mismo. Las personas prefieren ahorrar, tener energías limpias (si tienen acceso), hacer eficiencia porque lo relacionan con un mejor medio ambiente y calidad de vida. Lo que falta es escalar esos criterios a la producción de bienes y servicios. Creo que aún existe un vacío informativo y hace pensar a la gente que energía es electricidad y claramente no es así. Dado que el mundo está cambiando, este sector comienza a ser observado más y más por los consumidores y se están informando más”.

El trayecto recién se inicia y ya nos subimos a la electromovilidad, lo que sin duda augura un buen destino.

Fuente: El Mercurio

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