La paulatina masificación de los vehículos eléctricos conlleva una serie de desafíos. Desde la infraestructura vial hasta el desarrollo en regiones son algunos que serán de gran relevancia.

El cambio de paradigma que implica la electromovilidad traerá consigo una serie de transformaciones y alcances. De acuerdo con Gabriel Guggisberg, jefe de Electromovilidad de la Agencia de Sostenibilidad Energética, hay diversos aspectos que se deben considerar en nuestro país.

Un primer punto es entender dónde estará la demanda de vehículos eléctricos (VE) durante los próximos dos a tres años, y la clave es identificar a los usuarios pioneros (early adopters). A partir de este grupo se podrá empezar a cuantificar cuál va a ser la demanda energética que viene con estas nuevas unidades y acá es fundamental cuantificarlo mirando directamente a los equipos eléctricos que estará a cargo de entregar energía, o sea el sistema de alimentación de vehículos eléctricos (SAVE) o simplemente el cargador.

Otro punto importante es el transporte público, y la visión del gobierno de impulsar estas tecnologías. Mirar el consumo de esas flotas ayuda a entender la demanda energética que viene de la mano. Actualmente existen dos operadores de la red de transporte público en Santiago (RED) que cuentan flotas de 100 unidades eléctricas. “Un ejercicio interesante es considerar la carga de 100 buses eléctricos y mirar ese consumo, con un cálculo aproximado y simplista podríamos observar que la cantidad de energía es equivalente al consumo energético de un Costanera Center”, enfatiza Guggisberg. Agrega que sería interesante indagar como será esa transformación en regiones, donde el sistema eléctrico a nivel de distribución podría no ser tan robusto como en la RM.

Otro factor relevante será la transformación de flotas en vehículos municipales, el sector estatal, y siempre estar atento al crecimiento a nivel residencial, estos podrían impulsar un mayor desarrollo de infraestructura de carga distribuida en la ciudad. “Esta demanda pública ayudará a desplegar infraestructura en diferentes puntos, y de esta forma, contribuirá a reducir la ansiedad por la limitada autonomía de algunos de los vehículos que tenemos en
Chile”, dice este especialista.

Innovación

La electromovilidad también es una oportunidad para innovar dentro de este segmento. En el caso de nuestro país, este desarrollo va muy de la mano a generar desarrollo tecnológico y de políticas que respalden la generación distribuida. “Básicamente, se apunta a que vamos a transitar desde las grandes plantas de generación distribuidas por todo Chile a nuevos modelos de generación local en el largo plazo, es decir, que cada región, o incluso a menor escala territorial, genere energía para reducir su dependencia de la red eléctrica”, puntualiza el encargado de Electromovilidad de la Agencia de Sostenibilidad Energética.

Por otro lado, el uso de las baterías en los vehículos aportará agregando valor a los VE y a las fuentes de generación renovables. “Una batería inteligente va a aportar a que las energías limpias puedan ser utilizadas como fuentes de generación continuas al poder ser almacenables cuando no estén siendo consumidas y luego entregadas desde el vehículo al punto de consumo cuando se requiera, y acá la electromovilidad aporta directamente con un sistema de almacenamiento”, dice Guggisberg. En el futuro, a mediano plazo, se va a poder almacenar energía renovable, o de la red, en función de los costos, mediante la tecnología llamada V2G (Del vehículo a la red), tecnología que pronto estará disponible en la Agencia de Sostenibilidad Energética.

Puntos de carga

Existe un primer nivel que son las electrolineras, que básicamente son puntos de carga de alta velocidad. Su fin es entregar electricidad a los vehículos eléctricos cuando hacen viajes de larga distancia o cuando se requiere llenar la batería rápidamente. Luego, hay una segunda línea que son los puntos de carga en espacios públicos o zonas privadas en edificaciones que apuntará a entregar energía a múltiples vehículos durante el día pero no necesariamente a llenar completamente las baterías, y finalmente, hay un nivel residencial, que constará de instalaciones menores pero orientada al uso específico de la carga del VE con estándares de seguridad para los usuarios finales.

¿Qué desafíos trae la instalación de sistemas de carga en espacios públicos? “La electromovilidad ha hecho que ciertos actores incorporen rápidamente la electromovilidad en su visión del negocio. Por ejemplo, hoy ya hemos visto múltiples distribuidoras eléctricas, a lo largo del país, buscando modelos de negocio y de gobernanza para instalar y ofrecer este servicio en espacios públicos”, reflexiona Guggisberg.

Fuente: La Tercera

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