Se pueden tomar medidas que pueden disminuir el consumo y con ellos los gastos y además la contaminación ambiental.

Por Ignacio Santelices, director ejecutivo de la Agencia de Sostenibilidad Energética (AgenciaSE).

En invierno, uno de los mayores gastos del hogar corresponde a los consumos por calefacción. En una vivienda promedio en Chile (77 m²), el consumo anual de energía es de 10.000 kWh, de la cual un 56% es destinado a calefacción. Si hacemos la diferencia por zona norte, centro y sur, el gasto de energía para calefacción es aún más relevante en la zona sur del país, llegando a representar más del 80% del gasto energético, con un consumo de alrededor de 17.000 KWh al año.

En términos monetarios, el gasto por este ítem para todo el período invernal bordea los $200.000 para una vivienda promedio, e incluso puede superar cuatro o cinco veces esta cifra dependiendo del lugar geográfico, aislación de la vivienda, tipo de combustible y la eficiencia del equipo que se utilice. Además, al ser la leña húmeda el mayor energético utilizado en el centro sur del país, tenemos como consecuencia principal la gran contaminación atmosférica de estas ciudades.

En ese sentido, es importante tener en cuenta que se pueden tomar medidas que pueden disminuir el consumo y con ello los gastos y además la contaminación ambiental.

Lo primero que debemos entender es que, debido a la realidad geográfica del país, las diferencias en tamaños y materialidades de las construcciones, temas económicos, medioambientales, e incluso culturales, no existe una “única” solución de calefacción, ni un energético o calefactor ideal, todos tienen ventajas y desventajas. La problemática debe ser abordada de manera integral, partiendo por las edificaciones y viviendas, siguiendo por las tecnologías, sistemas de calefacción y por supuesto, el combustible.

Medidas en el hogar

Tanto o más importante que la generación de calor es la conservación de éste, por lo que es relevante tener una vivienda bien aislada térmicamente. En la mayoría de las viviendas en el país el aire se renueva completamente cada 20 minutos, por lo que realizar un reacondicionamiento térmico permitirá obtener importantes ahorros.

Lo primero es identificar posibles filtraciones de aire en puertas, ventanas, muros o techumbres. Es importante además considerar las problemáticas por condensación que se puedan generar por no ventilar una vivienda. Actualmente, en regiones declaradas como saturadas existe un alto riesgo de hongos intradomiciliarios, lo que se traduce en el incremento de enfermedades respiratorias.

Si a una vivienda de baja aislación térmica se le aplican estas medidas de reacondicionamiento térmico, puede lograr ahorros de 50% o más, lo que implicará en ahorros de al menos $120.000 para el periodo invernal. El MINVU cuenta con fichas de reacondicionamiento térmico para viviendas, las cuales están diseñadas según las características y necesidades locales en regiones asociadas a los PDA, y cuentan con mayores exigencias en cuanto a la envolvente del edificio y son un referente de disponibilidad pública.

Tecnologías

Por mencionar algunas características de las diferentes tecnologías y sus combustibles, se puede mencionar que los calefactores eléctricos no presentan contaminación intradomiciliaria, son accesibles de comprar. Sin embargo, generan un mayor gasto en electricidad en su operación mensual y su potencia térmica es baja, por lo que se recomiendan para espacios pequeños.

Otro tipo de calefactores eléctricos disponibles son los de aire acondicionado inverter, los que tienen la cualidad de entregar frío en verano y calor en invierno, no generan contaminación intradomiciliaria y su gasto mensual es bajo, pero requiere de una inversión inicial mayor.

Están también los calefactores a gas licuado. El precio de compra es relativamente bajo, sin embargo, su gasto mensual es alto y además producen contaminación intradomiciliaria.

Se encuentran además los calefactores a parafina, en cuyo caso, tanto su precio como el costo mensual del combustible no son elevados, sin embargo, el mayor problema se presenta por la contaminación intradomiciliaria que generan.

En cuanto a la calefacción con biomasa, cabe mencionar los calefactores que funcionan con pellet. Es importante indicar que estos cuentan con etiquetado de Eficiencia Energética, al igual que los calefactores a leña, lo que permite ver la potencia y material particulado que emiten. Los calefactores a pellet poseen alto rendimiento y funcionan con un energético estandarizado con bajo contenido de humedad, elevado poder calorífico y bajas emisiones de material particulado a la atmósfera, aunque tienen un costo inicial de inversión alto.

Finalmente, si se cuenta con calefactores a leña y no hay posibilidad de reemplazarlos es muy importante usar leña seca. En Santiago, en el sector urbano, con la entrada en vigencia del Plan de Descontaminación Ambiental se prohíbe en forma permanente el uso de la leña; no así el pellet que solo se prohíbe en episodios críticos. Sobre esto último, y especialmente considerando la realidad de regiones, es clave tomar consciencia y actuar en conjunto para evitar episodios críticos y de riesgo a la salud de las personas, verificando la calidad de la leña y la cantidad de humo que emite su calefactor. ¿Cómo reconocer la leña seca? Tiene color opaco, es liviana, presenta la corteza semi desprendida y no debe presentar manchas de color blanco o gris.

En paralelo a este cambio cultural y a la diversificación de la matriz energética, se está avanzando en el tema que creemos que es el camino a seguir a largo plazo que es, primero, la formalización del mercado de biocombustibles sólidos, y luego el desarrollo de proyectos piloto de calefacción distrital como una forma de diversificar las formas de calefacción.

Fuente: El Mercurio

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