El desafío de la sostenibilidad energética en el caso de la movilidad de personas y mercancías es creciente. Cada vez, desarrollamos actividades que están más distantes de nuestros hogares y requerimos bienes de diversos orígenes. Esto marca un alza permanente en las necesidades de transporte.

Las alternativas que tenemos a nuestra disposición para disminuir el consumo energético en el sector transporte son diversas, algunas de ellas requieren un cambio conductual a nivel individual que tiene grandes beneficios: podemos decidir individualmente usar modos no motorizados, como la bicicleta y la caminata, hacer un mayor uso de transporte público, compartir nuestro vehículo particular o simplemente usar técnicas de conducción eficiente al manejar.

Otras decisiones, como el cambio tecnológico hacia la electromovilidad, una tecnología con grandes ventajas en términos de eficiencia energética y disminución de emisiones, requieren un esfuerzo mayor y coordinado para lograr masificarse, y sobre todo una mirada de largo plazo, que permita una real transformación tecnológica en el mercado de la movilidad.

El sistema que hay que ensamblar es complejo y tiene múltiples dimensiones. Para eso deben concurrir distintos actores y aunar voluntades en este objetivo común. La mirada de largo plazo está plasmada en la Estrategia Nacional de Electromovilidad, que fue construida de manera participativa y que traza prioridades y líneas de acción para avanzar hacia esta anhelada transformación de mercado.  Por otra parte, el esfuerzo coordinado y la mirada de corto y mediano plazo, se refleja en el compromiso que año a año más actores han ido firmando en los acuerdos de electromovilidad anuales. Entre la primera versión y ésta, la tercera, hemos visto como el número de participantes ha aumentando de 20 a más de 50  instituciones públicas y privadas, cuyos compriomisos veremos materializarse durante 2020.

En este contexto, la Agencia de Sostenibilidad Energética ha apoyado las políticas públicas en electromovilidad de los ministerios de Energía, Transportes y Telecomunicaciones y Medio Ambiente y ha contribuido, a través de la articulación público – privada, al desarrollo de la electromovilidad en Chile. Finalmente, y justamente en el marco de un acuerdo público privado, la AgenciaSE instaló el primer cargador bidireccional de Latinoamérica en nuestra casa: la casa de la sostenibilidad energética.

Fuente: Pulso

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