Por Jennifer Salazar, jefa de Proyecto de Mi Taxi Eléctrico Región Metropolitana del Área de Movilidad Sostenible e Hidrógeno Verde de la AgenciaSE.

En un mundo cada vez más consciente de la crisis climática, las iniciativas que promueven la sostenibilidad son esenciales. El programa Mi Taxi Eléctrico (MTE), ejecutado por el Ministerio de Energía y la Agencia de Sostenibilidad Energética (AgenciaSE), se convierte en una actividad fundamental dentro de la “Estrategia Nacional de Electromovilidad” impulsada por el Ministerio de Energía, con el objetivo de lograr la incorporación del 100% de transporte público eléctrico y de vehículos 0 emisiones al parque vehicular a 2035.

Desde su lanzamiento en 2021, MTE ha evolucionado a través de sus versiones y espera llegar a impactar a 831 conductores de taxis, gracias a una inversión superior a los 16 mil millones de pesos. El enfoque colaborativo público-privado ha sido crucial para abordar los desafíos regulatorios y técnicos que conlleva la transición hacia la electromovilidad.

Los ejes principales de MTE son claros y efectivos: el cofinanciamiento de hasta 16 millones de pesos para la compra de vehículos eléctricos y la instalación de infraestructura de carga domiciliaria. Con esto se busca reducir la barrera económica que enfrentan los conductores, permitiendo que cada vez más taxis eléctricos circulen por nuestras ciudades.

Entre los beneficios del programa destacan la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, como el CO2, la disminución del ruido asociado a los vehículos tradicionales y los ahorros operacionales producidos por la eficiencia de los vehículos eléctricos. Hasta la fecha, se han logrado reducir 908 toneladas de CO2, con proyecciones que apuntan a alcanzar hasta 33.759 toneladas a lo largo de la vida útil de los vehículos.

Al incorporar vehículos eléctricos no solo mejora la calidad del aire, sino que también habilita el ecosistema para la electromovilidad en nuestro país. Logran un ahorro operacional de hasta 4 millones de pesos al año por el cambio de combustible a electricidad. Además, podemos destacar cómo ha mejorado la calidad de vida de los beneficiarios, quienes tienen la oportunidad de cargar sus vehículos en casa con la instalación de un cargador residencial. Esto va más allá de los beneficios inmediatos; este programa tiene el potencial de inspirar a toda la comunidad a adoptar prácticas más responsables y eficientes.

Nuevos desafíos

La expansión de la oferta de vehículos eléctricos es otro aspecto destacable. El programa logró pasar de un solo proveedor y un único modelo en 2020 a tener ocho proveedores y nueve modelos disponibles en la actualidad. Esta diversificación no solo fomenta la competencia, sino que también brinda a los beneficiarios una gama más amplia de opciones, facilitando así la adopción de esta tecnología.

A medida que avanzamos hacia una sociedad más consciente del medio ambiente, iniciativas como Mi Taxi Eléctrico son un ejemplo de cómo el compromiso colectivo puede traducirse en acciones concretas para impulsar e implementar la electromovilidad en Chile.

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